domingo, 22 de junio de 2008

27

Fue al día siguiente cuando la anciana la encontró. Al salir, como cada día, a buscar la media barra de pan que aquella chiquita le vendía a escondidas.

-Señora, yo no le puedo vender media barra...

-Ay, nena, que si no he de tirarla y yo ya no puedo ir gastando el dinerito que no tengo.

Entonces le sacaba de debajo del mostrador media barra que le tenía preparada, envuelta en una hoja de papel de seda.

-Tenga usted, que como me pille el jefe, me pone de patitas en la calle.
-Ay, nena, qué guapa eres, tan chinita y tan maja.

Y ya tenía su barra para un día y hasta para dos. O para darle a sus pajaritos.

Al irse a buscar el pan, cuando abrió la puerta notó que se vencía por algún peso extraño. Vió una bolsa colgando del pomo. Miró a los lados mientras la cogía y se volvió adentro. La dejó sobre la mesa de la cocina, el mantel de hule para proteger la vieja fórmica. Y sacó su contenido.

jueves, 12 de junio de 2008

28


Las cosas

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Un mazacote de cartas abiertas cogidas por dos gomas en cruz.
-Un fajo de billetes, muchos, en una bolsita de tela oscura.
-Un sobre cerrado que ponía "Léela" y , por detrás, "Tu sobrino".
-Un lápiz pequeñito, usado, gastado.

-La fotografía de una mujer sonriente, despeinada y con un violín en su regazo.Escrito en una esquina: "Te regalo una canción. Berta".
-Una llave ennegrecida y un llaverín de chapa lleno de golpecitos y raspaduras con un número
34 grabado.
-Un resguardo de la lavandería que ponía "Abrigo" y el número 422.
-Otro resguardo de la lavandería que ponía Saco nº 3 y debajo, en las observaciones, "Entregar en el apeadero, dentro de una semana, antes de las 6.00".
-Un recorte con la ilustración de una pistola.



Lo extendió sobre la mesa. Sacó el cuchillo patatero y se sentó. Rasgó el sobre. Y se dispuso a leer la carta de su sobrino.